En Puerto Escondido el mar es más que un paisaje: es un estilo de vida. Aquí, cada playa guarda una personalidad distinta y, si te dejas llevar, terminarás encontrando aquella que se siente como tuya.

Comencemos por Zicatela, el hogar de olas legendarias que han puesto a Puerto en el mapa mundial del surf. Aunque no seas surfista, sentarte en la arena con una cerveza fría y mirar a los valientes retar al Pacífico es una experiencia inolvidable. Muy cerca, La Punta te espera con su vibra bohemia: cafés con música en vivo, clases de yoga frente al mar y ese ambiente relajado que parece invitarte a quedarte más tiempo del planeado.

Si lo tuyo es el descanso, Carrizalillo es la joya escondida a la que llegas bajando una larga escalinata. La recompensa: un mar tranquilo, perfecto para nadar, aprender a surfear o simplemente flotar mientras ves el atardecer pintarse en tonos dorados. En contraste, Bacocho te regala un espectáculo diferente: la liberación de tortugas marinas al caer la tarde, un ritual mágico que conecta con la naturaleza y con la comunidad local.

Las familias encuentran su rincón en Puerto Angelito y Manzanillo, bahías de aguas serenas ideales para remar en kayak o practicar snorkel. Y si buscas un rincón más íntimo, Playa Coral se siente como un refugio secreto: arena suave, silencio y el sonido constante de las olas acompañando cada respiro.

Puerto Escondido es así: un mosaico de playas para cada viajero, donde la aventura y la tranquilidad conviven a solo unos pasos de distancia.

Después de un día de sol, mar y sal, nada mejor que volver a un lugar cómodo y especial. En Puerto Renta te esperamos con casas diseñadas para que disfrutes lo mejor de este paraíso: albercas privadas, internet confiable, jardines tropicales y toda la calidez que hace que tu viaje se sienta como en casa.

Ven, explora, enamórate de Puerto Escondido… y déjanos ser parte de tu experiencia.